Postdata

En 2003, China sufrió la devastación del SARS, que comenzó en la provincia de Guangdong y envió escalofríos a casa y al extranjero. Los estudios han confirmado que el coronavirus que causa el SARS (SARS-CoV) se originó en los murciélagos y se transmitió a los humanos a través de Paguma larvata.

A medida que se propaga la nueva neumonía por coronavirus, hay estudios que sugieren que el genoma del patógeno (2019-nCov) muestra más del 85% de homología con un coronavirus en murciélagos. Aunque todavía no se sabe qué vida silvestre transmite el virus, la evidencia hasta ahora es suficiente para confirmar que esta es otra epidemia humana inducida por la vida silvestre. De hecho, el «culpable» de esta enfermedad no es la vida silvestre sino los humanos. La destrucción desenfrenada de los seres humanos de la ecología natural, la caza de vida silvestre, la falta de higiene y los malos hábitos alimenticios han provocado la tragedia una y otra vez.

Tenemos razones para creer que la aparición y propagación de enfermedades contagiosas es la elección que hace la naturaleza para reequilibrar su relación con los humanos.

El progreso y el desarrollo de la sociedad humana no deben verse amenazados por enfermedades contagiosas. Aquí, pedimos a todos que respeten la naturaleza, valoren la ciencia y adopten estilos de vida saludables. Tenemos confianza en superar la enfermedad y construir una relación equilibrada y armoniosa entre los humanos y la naturaleza.