La crisis global generada por el Covid-19 se ha transformado en un escenario de lucha entre modelos políticos y sociales.
Cumpliendo ya un trimestre desde la aparición de los primeros casos, la pandemia del siglo XXI ha ido desnudando la fragilidad de los países que abrazaron la tesis neoliberal y la fortaleza de aquellos que priorizaron la posición del Estado y el uso de la tecnología para organizar a la sociedad frente a una contingencia inesperada y peligrosa.
Desde los primeros dos casos clínicamente diagnosticados, Venezuela ha aplicado medidas drásticas de protección que se apegan a los modelos exitosos conocidos y aplicados en China y otros países de Asia, también avalados por la Organización Mundial de la Salud. Pero más allá de la importación de medidas y de recurrir a expertos de otros países, Venezuela se está apoyando en su propio sistema de protección popular y colectiva, fundado en los años de gobierno de Hugo Chávez y profundizado en los años de liderazgo de Nicolás Maduro.
Test, pruebas y llamados de emergencia
El último reporte público ubica a Corea del Sur cerca de los 9 mil contagiados por el Covid-19, siendo el noveno país del mundo con mayor cantidad de casos detectados, detrás de Francia, España, Italia o Estados Unidos, donde se concentran los principales focos de la pandemia en el frente occidental.
Aunque la cifra en sí misma pudiera parecer aterradora en el caso de Corea del Sur, la cantidad de víctimas fatales que ha dejado el Covid-19 en ese país cambia esta apariencia inmediata. A diferencia de Italia, donde han fallecido ya más de 5 mil personas, en el país asiático los decesos suman apenas 104.
La relación entre casos detectados, el incremento de la curva del contagio y las víctimas fatales (además de la tasa de recuperación de los enfermos), es una de las claves principales para analizar la evolución de la pandemia, precisar su letalidad y tomar medidas acertadas para frenar su expansión.
Por tal motivo, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han elogiado la estricta cuarentena aplicada por China en la región de Wuhan a mediados del mes de enero para frenar la propagación del virus.
Los portavoces del organismo internacional han escalado en sus llamados de alarma a medida que la pandemia se desarrolla: “No asuma que su comunidad no se verá afectada (…) Hay muchas cosas que todos los países pueden hacer. Las medidas de distanciamiento físico, como la cancelación de eventos deportivos, conciertos y otras grandes reuniones, pueden ayudar a retrasar la transmisión del virus. Pueden reducir la carga sobre el sistema de salud”.
Y pueden ayudar a hacer que las epidemias sean manejables, permitiendo medidas específicas y focalizadas. Pero para suprimir y controlar las epidemias, los países deben aislar, probar, tratar y rastrear. Si no lo hacen, las cadenas de transmisión pueden continuar a un nivel bajo, afirmó hace algunos días el director general de la OMS, Tedros Adhanom.
La OMS recomienda la realización de la mayor cantidad de test para determinar, con la mayor precisión posible, la cantidad de contagiados existentes.
A la par del establecimiento de cuarentenas, la OMS recomienda la realización de la mayor cantidad de test para determinar, con la mayor precisión posible, la cantidad de contagiados existentes. Con esta información, los sistemas de salud se pueden preparar de mejor manera y las medidas de distanciamiento físico logran ser más efectivas para frenar los contagios.
Occidente voltea la mirada
Se pueden contar con los dedos de una mano los países que han oído estas recomendaciones y que han implementado alternativas para precisar de manera más realista la curva de contagios.
En los países centrales de Occidente, el establecimiento de cuarentenas estrictas ha llegado tarde y los sistemas de salud se han visto colapsados e inundados.
Esta subestimación inicial de los efectos del Covid-19 por parte de las élites dirigentes (e irresponsables) de estos países, ha contribuido al caos y a la propagación del virus en una escala catastrófica.
No obstante, la aplicación de la austeridad como programa político-económico a gran escala agrega una complicación más a un cuadro ya de por sí agobiante: los test escasean debido a la falta de inversiones para desarrollarlos con la rapidez requerida, o por el desmantelamiento de la industria manufacturera y sanitaria, mientras las restricciones de movilidad obstaculizan la aplicación de las pruebas en los hospitales.
Concretamente, los gobiernos occidentales intentan controlar una pandemia con los ojos vendados y con las manos atadas en la espalda al no contar con información sobre cómo actuar eficazmente en medio de la expansión descontrolada de los contagios.
Según el medio Expansión, citando al Financial Times de Londres: “Los expertos médicos consultados por el rotativo británico alertan de que en muchos países se están experimentando cuellos de botella entre la oferta y la demanda de test porque todos quieren la prueba para detectar el Covid-19, pero no hay suficientes. Los expertos apuntan que la ralentización de los sistemas sanitarios para detectar a pacientes infectados paralizó la visibilidad de la propagación del coronavirus y redujo probablemente las oportunidades para contenerlo”.
Hace pocos días, la OMS reforzó su llamado en este sentido. Específicamente el director Tedros Adhanom indicó: “Debemos realizar tests a cada persona que note síntomas de Covid-19 para que, si da positivo, podamos aislarlas de inmediato (…) Incluso los casos más leves deben ser puestos en aislamiento. El portavoz agregó: “Tenemos un mensaje simple para todos los países: prueba, prueba, prueba, (sin pruebas) los casos no podrían aislarse y la cadena de infección no se rompería”.
La mayoría de los gobiernos occidentales intentan controlar una pandemia con los ojos vendados y con las manos atadas en la espalda al no contar con información sobre cómo actuar.
Estas recomendaciones contrastan con la fatal actuación del gobierno de Estados Unidos, que ha realizado 32 mil pruebas en una población que supera los 300 millones. Ocurre lo mismo en Reino Unido o España, donde los tests ascienden a unos cuantas miles de personas, a la espera de que los suministros sean comprados en un mercado internacional estresado por la creciente demanda, o que la industria manufacturera pueda producir el kit y otros insumos básicos para tratar al Covid-19.
Mientras esto ocurre, la curva de contagio crece al igual que los fallecimientos en medio de la ceguera sobre el alcance de la pandemia y la desorientación sobre las medidas a tomar.
El caso Corea del Sur
Así como ha sorprendido las altas cifras de mortalidad en Italia, el caso de Corea del Sur también lo ha hecho pero por razones diametralmente opuestas: en el país asiático la mortalidad por el Covid-19 es del 1% aproximadamente.
Bajo la consigna “Bali, bali” (que traducida al español significa “Rápido, rápido”) el sistema sanitario surcoreano combinó una estrategia de confinamiento estricto y diagnóstico en paralelo, tras conocerse el primer caso de Covid-19 en la ciudad de Daegu el 20 de enero.
A mediados de febrero, se comenzaron a emplear tests a 10 mil personas diariamente, para un total de 240 mil diagnosticados en mes y medio, una cifra importante en contraste con la población total del país: 50 millones de personas. La aplicación de estas pruebas le permitió demarcar al gobierno las zonas donde yacen el 86% de los infectados (Daegu y Gyeongsang del Norte) y, en consecuencia, tomar las medidas idóneas para evitar el contagio.
Para Hwang Seung-sik, epidemiólogo y profesor de la Universidad Nacional de Seúl, afirma que con estas pruebas masivas “logramos reducir la tasa de nuevos casos confirmados a menos de 100 por día. Es un gran logro”.
El sistema aplicado por Corea del Sur consiste en desplegar a personal médico en vías y carreteras, junto a un sistema en red de clínicas móviles o de autoservicio, para realizar las pruebas a las personas sin que estas se trasladen a centros hospitalarios y puedan transformar las salas de espera en hervideros de contagio.
El test consiste en un breve cuestionario y medición de temperatura, el proceso completo tarda unos 10 minutos y los resultados cuestión de un día.
El medio Los Angeles Times afirma que “A pesar de que las filas de los infectados aumentaron en varios miles, las pruebas agresivas le han dado a los funcionarios de salud la capacidad de detectar brotes a medida que surgen, concentrar recursos en esas áreas y aislar a aquellos con el potencial de propagar el virus”.
Agrega, a modo de comparación, que “En los Estados Unidos, con seis veces la población de Corea del Sur, se han reportado alrededor de 2 mil infecciones y 43 han muerto hasta el viernes (13 de marzo). Pero aún más preocupante es lo que se desconoce. Con la disponibilidad limitada de pruebas, los médicos y los funcionarios de salud pública tienen que elegir a quién evaluar, lo que genera preocupación por el hecho de que otros sin saberlo están propagando el virus mortal”.
El viceministro de Salud y Bienestar del país, Kim Ganglip, considera que “La enorme capacidad de prueba nos permite identificar a los pacientes temprano y minimizar los efectos nocivos (…) Este es el medio más importante para
La aplicación de estos test masivos redujo la tasa de afectados de 813 el 29 de febrero a 114 el 12 de marzo, tendencia que continúa en esta dirección hasta el día de hoy, indica eldiario.es.
Un medio español explica en qué consiste el sistema de test clínicos aplicado por Corea del Sur, el cual ya ha sido copiado por Estados Unidos y otros países, y además, deja caer una comparación: con las clínicas móviles,
“se podían hacer muchos más análisis por día (cerca de 400), porque el proceso es muy rápido: el personal sanitario no necesita cambiarse después de cada análisis, con lo cual se reduce ostensiblemente el riesgo de contagio, al minimizarse el contacto cara a cara tanto con médicos como entre pacientes. Las muestras se envían en contenedores herméticos a alguno de los 118 laboratorios habilitados a tal efecto, donde 1 mil 200 profesionales médicos las analizan. El país asiático ha establecido 633 puntos de control, algunos de ellos improvisados frente a lugares en los que han aparecido focos de infección, y puede hacer alrededor de 20 mil tests al día. Ha habido 75 víctimas tras 8 mil 320 contagios contabilizados, lo que contrasta con las cifras de España, de 11 mil 883 contagios y 529 muertos: siete veces más”.
Este novedoso sistema está respaldado, en parte, por una aplicación para teléfonos inteligentes llamada ‘self-quarantine safety protection’, desarrollada por el Ministerio de Interior de Corea del Sur.
Con esta aplicación, la población ingresa sus datos y respuestas en un cuestionario y el sistema evalúa si requiere la aplicación de una prueba, y es ahí donde entran en juego el sistema de clínicas móviles o, si se requiere, las visitas a domicilio. Además, la aplicación permite monitorear a la persona en caso de resultar contagiada para evitar que vulnere la cuarentena y ponga en riesgo a otras personas.
La plataforma Patria ha ido evolucionando según las condiciones materiales del país, exhibiendo su flexibilidad y capacidad de adaptación para responder a las necesidades de la población.
Este sistema ha dado en la clave para revertir la curva de contagio: detección temprana, geolocalización de los principales focos de infección, reducción la movilidad de personas que buscan hacerse la prueba y adopción precisa de medidas de cuarentena para cortar la cadena de contagios, partiendo de datos fiables que da la realización de pruebas rápidas, sin costes excesivos y masivas.
La novedad del sistema Patria se pone a prueba con el Covid-19
Lanzado en 2017, la plataforma Patria comenzó como un esfuerzo por centralizar en una única base de datos a los millones de beneficiarios del conjunto de las políticas sociales desplegadas por el Gobierno venezolano, vinculadas al Carnet de la Patria, donde ya son 20 millones de personas las incorporadas.
Con este mecanismo, el gobierno de Nicolás Maduro le ha tomado el pulso a la vida social y económica del país, ha mejorado la administración de los recursos y los ha redirigido de forma precisa a los sectores más vulnerados por la guerra, desligándose de la gestión burocrática tradicional y de los escollos que impone un formación estatal signada por el burocratismo y las trampas del rentismo.
Este sistema, nacido como una necesidad en tiempos de guerra, configuró una nueva instancia de coordinación y comunicación entre el pueblo y el Estado, otorgando condiciones de transparencia y eficacia a la asignación directa de bonos y cajas de alimentos (CLAP) que han permitido sortear la crisis económica aguda propiciada por el bloqueo estadounidense.
En el tiempo, la plataforma Patria ha ido evolucionando según las condiciones materiales del país, exhibiendo su flexibilidad y capacidad de adaptación para responder a las necesidades de la población.
Así, la plataforma ha ido tomando forma de nueva arquitectura financiera independiente de la banca comercial tradicional, con la que se pueden hacer transacciones relacionadas con el Petro, pagar servicios públicos, transferir a otras cuentas bancarias, recibir remesas, entre otras aplicaciones para la vida cotidiana.
Pero este sistema no funciona de forma unidireccional. La población, a su vez, moldea las políticas del Estado transmitiendo información vital sobre los planes de contención, indicando los factores que deben ser consolidados y alertando sobre las fallas que se presentan. Se trata de un mecanismo novedoso de contrapoder, de gestión inteligente de recursos escasos en el marco del bloqueo y de coordinación política directa con la organización popular y social del pueblo.
Aunque surgió en un contexto determinado por la ruptura de las cadenas de suministro alimentario y para fortalecer a los CLAP, el sistema Patria ha fortalecido las líneas de defensa nacional y ha dotado al país de un instrumento para coordinar acciones sociales y políticas a gran escala en situaciones de estrés y conflicto.
Esta noción de anticipación y prevención, ha posibilitado que en medio de la pandemia, el Sistema Patria se transforme en un instrumento de detección temprana, geolocalización de contagios y definición de planes de contingencia para frenar la curva expansiva del virus.
En tal sentido, desde la plataforma se ha lanzado una encuesta para evaluar síntomas del Covid-19 y además abrir el acceso a ayudas económicas en medio de la cuarentena. Así, el Estado obtiene información vital para conocer el alcance geográfico de posibles casos de contagio, la severidad de los mismos y, así, tomar medidas efectivas.
La encuesta ha dado sus primeros resultados, demostrando su eficacia como método de detección temprana. El presidente Nicolás Maduro, durante su alocución del 22 de marzo, anunció que han respondido 10 millones 965 mil 519 venezolanos, más de la mitad de quienes están inscritos en el sistema Patria. Con esta información, 17 mil 570 personas han sido visitadas de las 21 mil en total que serán examinadas bajo el programa de aplicación de tests de prevención. Un total de 135 personas han sido trasladadas a los Centros de Diagnóstico Integral para realizarle pruebas de despistaje del Covid-19.
El uso de esta herramienta evita que las personas salgan de sus casas para diagnosticarse (colocando en riesgo de contagio a otros), al mismo tiempo que le indica al sistema de salud dónde y con qué intensidad zonificar la atención primaria de casos leves o severos.
De esta forma, se corta la cadena de transmisión del virus, se focaliza la atención médica, se ahorran recursos sanitarios (como kits de pruebas y otros insumos) y se establece una jerarquía de prioridades de acuerdo a la información suministrada, la cual indicará qué zonas atender, cuáles hospitales fortalecer y donde reforzar las medidas de aislamiento.
Contrario a la mayoría de gobiernos occidentales, el Gobierno venezolano y el pueblo cuenta con un mecanismo que ofrece una visibilidad integral de la crisis y de sus nudos críticos, orientando las acciones a tomar para controlar la epidemia. Ni Estados Unidos ni Reino Unido, y mucho menos España, Italia o Francia, cuentan con un sistema de infogobierno como el sistema Patria, ya probado en situaciones de contingencia anteriores.
Desde 2017, Venezuela se viene preparando para una situación de este tipo con un sistema ideado para transgredir las dinámicas burocráticas del Estado y fortalecer la coordinación entre el Gobierno y el pueblo organizado.
Puede afirmarse con seguridad que, a la par de Corea del Sur, país que no tiene encima las restricciones económicas y la guerra política de Venezuela, el sistema Patria constituye un antecedente universal y un modelo a aplicar para sortear crisis sistémicas empleando la tecnología y la organización de la gente.
Nuevamente, Venezuela confirma su modelo político al poner en primer plano el bienestar social de toda la población por encima del pensamiento neoliberal que ahora mismo se derrumba.